24 de Octubre de 2085.
Hacía mucho tiempo que había comenzado la Guerra.
Tanto tiempo,que olvidaba porqué seguía luchando, que a veces me realmente me preguntaba si servía de algo luchar, si realmente conseguía avanzar lo más mínimo en este laberinto sin fin.
Era un dia gris, de invierno, estos dias donde el cielo está completamente tapizado por nubes espesas, que dejan pasar una mínima luz del sol, casi por compromiso.Y el aire está cargado con una quietud y electricidad propio de un mundo onírico, donde el tiempo está detenido a espera de que algo grande ocurriera.
Mi unidad de infantería habia sido asignada a una misión de reconocimiento detrás de las lineas enemigas.Sufrimos una emboscada y perdimos a Tomy.Fue alcanzado por un proyectil que le amputó las dos piernas.Mike nos pudo dar la voz de alerta antes de morir, y pudimos refugiarnos antes de que empezara la lluvia de meteoritos de proyectiles sedientos de nuestras pasiones, de nuestras vidas, de nuestras almas.
Y allí estaba yo, detrás de un carro de combate, con Sara, mi compañera de Unidad.
Estabamos sentados detrás del carro mientras notábamos como las balas y proyectiles impactaban en el carro de combate, notando pequeños empujones a nuestras espaldas, el ruido era ensordecedor, silbidos agudos y redoble de bombas que casi no te dejaba pensar.
Sara estaba a mi derecha, me miró y dejó su arma a su lado.Se acercó hacia mi lentamente y apoyó su cabeza en mi hombro y noté el choque de su casco contra el mio produciendo un reconfortante eco y vibración en toda mi cabeza.
Se quitó el casco.El Estado y las leyes de la beligencia prohibían quitarse el casco, y lentamente acercó sus manos a mi mecanismo de cierre y me quitó mi casco.
Me miraba, con sus verdes ojos: abiertos,expectantes,escrutando cada detalle de mi mugrienta cara.Su pelo moreno le caía caótico por la cara, embelleciéndola aún másY de repente, me besó. Ví como me sonreía justo antes de juntar nuestros labios, con un cariño que después de tanta muerte y destrucción creía haber olvidado.
Recordaba cuando la conocí en la Academia de entrenamiento, cuánto me gustaba,lo bien qué me hacía sentir, y lo afortunado que me sentí al verla en la lista de mi grupo de Infantería, también pensé lo difícil que sería algún dia siquiera acercarme a ella.
-Siempre pensé que sería imposible besarte.-Me dijo, sacándome del embelesamiento, sorprendiéndome como si me hubiera leido el pensamiento.Sara había apartado sus labios de los mios unos abismales milímetros, donde notaba moverlos al hablar cerca de mí,y su cálido aliento chocaba en mis mejillas, en mi corazón.
Y cogió su arma, se levantó y empezó a correr gritando algo que no llegué a comprender.
Me levanté, y el tiempo se detuvo.Corrí detrás de ella, y un amor miope y apresurado me hizo sumergirme en un ejambre de balas...
Hacía mucho tiempo que había comenzado la Guerra...